Por otra parte el gobierno y los parlamentarios oficialistas ha delimitado un camino bastante calculado, diseñando políticas públicas orientadas a ajustar las reglas de funcionamiento y los incentivos que regularán algunos aspectos del mercado educativo, manteniendo y profundizando el trato de la educación pública como si fuese privada. Este movimiento pareciera tratar de aminorar los costos políticos al interior de la Nueva Mayoría. El gobierno entiende que acordando las reglas del juego con los sostenedores privados de la educación[1], será posible avanzar en otras áreas que para el movimiento social por la educación son críticas, como una carrera profesional docente y una nueva institucionalidad y financiamiento para la educación pública.
El gobierno ha demostrado su clara opción por mantener buenas relaciones con quienes lucran y se han enriquecido a partir del negocio educativo ofreciendo arrendar o comprar la infraestructura y subiendo el monto de la subvención que reciben. En lo que concierne a la prohibición de seleccionar estudiantes por parte de los sostenedores, vale la pena señalar que esta práctica es inconstitucional en casi todos los países del mundo[2], sin embargo aún acá hay grupos que mantienen una defensa acérrima por mantenerla, junto con el financiamiento por alumno. Ante esta situación, es pertinente preguntarse si es posible construir una educación sin lucro, pública, gratuita y con participación de la comunidad, si quienes son miembros de los partidos políticos tienen intereses creados en universidades, centros de formación técnica y colegios[3].
El Foro por el Derecho a la Educación desde hace más de seis años ha propuesto el fin de la selección y del financiamiento compartido, por ser la gratuidad y la no discriminación dos características centrales de la educación pública que contribuyen a la realización del derecho a la educación. Así lo reafirma el relator especial sobre el Derecho a la Educación, Kishore Singh, quien en un reciente informe[4] señala: “Los gobiernos deben hacer todo lo posible para fortalecer sus sistemas de educación pública, en lugar de permitir o apoyar a los proveedores privados; la educación con fines lucrativos no se debería permitir, a fin de salvaguardar la causa noble de la educación”.
No obstante, en nuestro país, hasta ahora, no ha existido un debate fundado que permita redefinir lo público en educación y la discusión se restringe a que cada grupo de interés le exija al gobierno que su proyecto educativo debe ser financiado. En un esfuerzo colectivo por destrabar este debate necesario para orientar qué entender por educación pública, junto con otras organizaciones, el Foro ha elaborado el documento: “Criterios para la Reconstrucción de lo público en Educación en el Chile Neoliberal”[5].
Soslayar la discusión sobre lo público y no definir colectivamente qué tipo de educación queremos y para qué queremos educarnos, le resta profundidad a la discusión sobre qué tipo de financiamiento es el más adecuado y se ajusta a los estándares internacionales sobre el derecho a la educación. Actualmente el debate sobre el financiamiento de la educación queda reducido a definir cuánto porcentaje del presupuesto fiscal se reajusta para asignarlo a un sistema educacional mercantilizado, privatizado y precarizado.
La evidencia demuestra que una ley que intentó fortalecer la educación pública sin cambiar el modelo de financiamiento, como la ley SEP, terminó incrementando los recursos fiscales que van a los colegios particulares subvencionados, que reciben el 52% de estos fondos[6].
El gobierno se comprometió a presentar una propuesta de fortalecimiento de la educación pública para diciembre de este año. Hasta ahora no hay anuncios sobre qué se debe financiar para tener una educación pública ajustada a derecho y cómo se debe financiar.
Pensar el paradigma bajo el cual se sostiene un proyecto educacional es un elemento clave para definir su modelo de financiamiento. Existe abundante evidencia de que los mejores sistemas educativos son aquellos que preferentemente se sostienen sobre la base de una educación pública, gratuita, sin discriminación y con participación de la comunidad[7].
Por ello, la participación debe ser entendida desde una perspectiva amplia, incluso en aquellos ámbitos que se definen como propios de expertos, como el área del financiamiento. Es por ello muy importante que las comunidades entren en diálogo con las instituciones a cargo de fortalecer la educación pública y que estas últimas respondan de manera oportuna a las necesidades de la comunidad.
Avanzar en una perspectiva pública de la educación es, entre otras medidas, oponerse al actual sistema de subvención por asistencia de alumno a la escuela, porque éste genera competencia entre establecimientos y discriminación, donde los estudiantes pierden su condición de ser humano, su dignidad y pasan a ser vistos como un bolsón de recursos.
Es fundamental construir las condiciones para un financiamiento basal de la educación pública que incorpore características como: accesibilidad, inclusión, disponibilidad de recursos y equipos profesionales adecuados, un curriculum pertinente de acuerdo a las necesidades de cada comunidad y por supuesto la participación colectiva en la toma de decisiones sobre el proyecto educativo y su realización.
Ante este desafío, el Foro Chileno por el Derecho a la Educación en conjunto con otras organizaciones de la sociedad civil y administradores de educación pública[8], han trabajado durante más de dos años en la elaboración y puesta a prueba de una propuesta de financiamiento basal de la educación pública, calculado con participación de las comunidades. Este modelo de financiamiento, además, se basa en el cumplimiento de la normativa internacional sobre el Derecho a la Educación y recoge las necesidades que las propias comunidades han definido como urgentes para sus contextos.
Esta propuesta de financiamiento permite superar la arbitrariedad con que se fijan los montos de la subvención escolar, que no tienen en cuenta las necesidades de funcionamiento de las escuelas y liceos, y es, a su vez, un modelo para construir las políticas públicas de forma pertinente, participativa y ajustada a derecho.
Esta es una exigencia ética y política ineludible. De esta forma creemos contribuir con una medida concreta, que junto a otras permita destrabar la privatización, mercantilización, segregación y crisis generalizada que caracteriza a nuestro sistema educativo.
[1] Ver nota de prensa en: http://www.lanacion.cl/noticias/pais/educacion/eyzaguirre-ad-portas-de-votacion-de-reforma-sostenedores-recuperaran-su-inversion/2014-10-20/113131.html
[2] Ver Revista Docencia (2014), Entrevista a Alejandro Carrasco, enhttp://www.revistadocencia.cl/pdf/20140825225329.pdf
[3] Monckeberg, M (2007). “El Negocio de las Universidades en Chile”. Editorial Debate: Chile. Monckberg, M (2013). “Con Fines de Lucro.La escandalosa historia de las universidades privadas en Chile”. Editorial Debate: Chile.
[4] Singh, K (2014) “Reporte del Relator Especial del Derecho a la Educación”. Disponible enhttp://daccess-ods.un.org/TMP/9604.99979555607.html
[5] Ver documento en http://www.educacionparatodos.cl/criterios-para-la-reconstruccion-de-lo-publico-en-educacion-en-el-chile-neoliberal/
[6] Ver nota en: http://www.educacionparatodos.cl/se-realiza-primer-taller-sobre-el-costo-de-la-educacion-publica-en-los-andes/fundacionsol/
[7] Foro Chileno por el Derecho a la Educación (2013). “El derecho a la participación en la educación chilena”. Disponible en http://www.educacionparatodos.cl/el-derecho-a-la-participacion-en-la-educacion-chilena/
[8] La investigación se está realizando junto con Fundación Sol, el Equipo de Psicología y Educación de la U. de Chile, la Cooperativa de Trabajadores Centro Alerta, siendo San Joaquín y Los Andes las primeras comunas donde se desarrolla esta iniciativa.
“A presença de sistemas de ensino privados nas escolas públicas enfraquece as comunidades educativas enquanto sujeitos ativos e criadores”
12 de enero de 2015Versión en español
Com vistas a debater as múltiplas tendências e os impactos do “Edu-business” para a realização do direito humano à educação, #Contracorriente entrevistou a pesquisadora da Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP), Brasil, Theresa Adrião, e o pesquisador Gustavo Paiva, da ONG Ação Educativa, ambos co-autores do estudo Sistemas de Ensino privados na educação pública brasileira: consequências da mercantilização para o direito à educação, realizado no âmbito da PERI (Privatization in Education Research Initiative) da Open Society Foundations. A pesquisa contou ainda com a participação das pesquisadoras Raquel Borghi, Teise Garcia e Regiane Helena Bertagna, e do pesquisador Salomão Ximenes. Acesse a página com uma síntese dos dados da pesquisa: http://www.observatoriodaeducacao.org.br/mapas/#/
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CLADE lanza consulta sobre la gratuidad de la educación básica en América Latina y el Caribe
18 de diciembre de 2014La investigación analiza el cumplimiento de la gratuidad de este derecho en la región a partir de estudios de caso en Colombia, Guatemala, Honduras y Paraguay
Los marcos internacionales sobre la gratuidad del derecho humano a la educación, específicamente: la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966) y el Protocolo de San Salvador (1988), reconocen que la enseñanza primaria debe ser obligatoria y estar disponible gratuitamente para todas las personas. También establecen que la enseñanza secundaria y superior debe estar accesible para todas y todos, implementando progresivamente su gratuitad.
Asimismo, las constituciones, leyes generales de educación y otros dispositivos de los Estados de América Latina y el Caribe han incorporado este conjunto de obligaciones. (más…)
EDUCACIÓN S.A (el mercado ataca de nuevo)
10 de diciembre de 2014Fuente: Contrapuntos | Pablo Gentili
Aunque quizás pocos lo hayan notado, la educación ha sido la verdadera protagonista de algunos de los principales acontecimientos políticos de la última semana en América Latina. El hecho parece inédito. El estrellato de la educación no se debió esta vez a ninguna mala noticia, como suele ser habitual, sino más bien a un inusual reconocimiento acerca del valor que ella tiene para resolver providencialmente los principales problemas que deberán enfrentar los países de la región.
El hecho debería alegrarnos. Finalmente, la educación parece estar ganando el lugar que le cabe como gran apuesta al futuro, como oportunidad para hacer de las nuestras, sociedades más democráticas y justas.
Entre tanto, una revisión de las razones y argumentos que dirigieron hacia la educación el centro de las atenciones en el debate regional, no dejan de ser frustrantes y, de cierta forma, lamentables.
Christine Lagarde, directora gerente del FMI. Foto: Andrew Harrer (Bloomberg)
Los días 5 y 6 de diciembre pasado, se celebró en Santiago de Chile la Conferencia “Desafíos para asegurar el crecimiento y una prosperidad compartida en América Latina”, organizada por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Allí, diversos funcionarios del organismo alertaron que el ciclo de reformas sociales de la última década se había agotado y que las bajas tasas de crecimiento económico del continente, en un contexto global cada vez más incierto y riesgoso para la región, obligaban a un mayor rigor fiscal y a una inmediata reorientación de las políticas macroeconómicas. La reunión contó con la participación de algunos ministros de economía, presidentes de bancos centrales de diversos países latinoamericanos y un destacado conjunto de intelectuales y representantes de organizaciones internacionales. En la ocasión, la titular del FMI, Christine Lagarde, expuso algunas de las recomendaciones elaboradas por el organismo para enfrentar los desafíos futuros, poniendo especial énfasis en que, la necesidad de reactivar las economías, dependerá de una progresiva y sistemática mejora de “la educación, la infraestructura y la promoción de políticas que conduzcan a un crecimiento más equilibrado, inclusivo y sostenible”.
Preocupada con los altos índices de desigualdad y de violencia en la región, Christine Lagarde sostuvo convencida que “hay que realizar reformas estructurales, y eso incluye mejorar el nivel de educación, asegurando que la formación responda a las necesidades del mercado”.
Desde este punto de vista, los problemas de competitividad y productividad que limitan las posibilidades de crecimiento de las naciones latinoamericanas, en el actual contexto internacional, dependen de la necesaria y urgente orientación de la educación a los requerimientos de la economía. Por otro lado, en un contexto potencialmente recesivo, la disminución del fondo público obliga a orientar el gasto social de forma más efectiva, priorizando la formación profesional y el desarrollo de competencias que permitan una inserción más competitiva de los individuos en el mercado, contribuyendo al dinamismo de la economía. En otras palabras, la educación debe reducirse a la capacitación laboral ya que es el déficit de formación lo que explica, en buena medida, las trabas que impiden el desarrollo de las naciones latinoamericanas.
El desafío atribuido a la educación contrasta, naturalmente, con un diagnóstico muy negativo de las condiciones en que se promueven las políticas educativas en la región: la improductividad del sistema escolar, su pésima calidad, la mala formación docente y los bajísimos niveles de aprendizaje de los alumnos, sumados a una mala gestión y administración de los recursos invertidos. Reorientar la educación hacia las demandas y necesidades del mercado es la solución propuesta por el FMI, así como por el Banco Mundial, una receta que vienen repitiendo desde hace más de treinta años y que siempre plantean con una sorprendente pretensión de originalidad.
En una línea semejante, el día de ayer, 9 de diciembre, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), la Corporación Andina de Fomento (CAF) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), presentaron su publicación conjunta, Perspectivas Económicas de América Latina 2015: Educación, Comptencias e Innovación para el Desarrollo. El documento alerta también sobre las incertidumbres y desafíos que impone la nueva coyuntura internacional a las economías latinoamericanas:
“Para impulsar el crecimiento potencial y la equidad es necesario seguir avanzando en reformas estructurales. El crecimiento de la productividad continúa siendo modesto con relación a los países de la OCDE y otras economías emergentes y, a pesar de las reformas recientes, América Latina es la región más desigual del mundo. En particular, las bonanzas de los recursos naturales y los flujos de capital de corto plazo hacia la región no se han reflejado en un incremento del crecimiento económico potencial de la región. Reformas para fortalecer la educación, las competencias y la innovación han de favorecer la expansión del potencial de crecimiento y la productividad a través de una mejora de las capacidades de los trabajadores. Igualmente, deberán garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a una formación de calidad”. (+)
No deja de llamar la atención que la CEPAL y la CAF, cuya contribución ha sido fundamental para entender críticamente los procesos de desarrollo y la situación social latinoamericana durante las últimas décadas, ofrezca una visión tan limitada de la educación y de su potencial como medio promotor del progreso y del bienestar. Reducida a un mecanismo de transmisión de competencias y capacidades laborales, la acción del sistema escolar acaba así subordinada a las demandas económicas, a un mecanismo de valorización y dinamización de la fuerza de trabajo que debe adaptarse a las exigencias del mercado. El documento presentado se aleja de la perspectiva más amplia y crítica a partir de la cual estos organismos han entendido los derechos sociales, entre ellos el derecho humano a la educación, predominando aquí la visión tecnocrática y economicista que la OCDE, el FMI y el Banco Mundial siempre han defendido. El gran desafío de la educación queda reducido a mejorar las competencias laborales y a reducir (o, en el mejor de los casos, priorizar) toda aspiración de reforma educativa a la ampliación de la formación profesional.
El capítulo uno del documento, “Educación, competencias e innovación para una América Latina más dinámica e inclusiva”, amplía estos argumentos, afirmando que el aumento de la productividad y de la capacidad competitiva de las naciones latinoamericanas dependerá de la mejora en las condiciones de formación para el empleo, actualizando las competencias y la movilidad de los trabajadores. En tal sentido, “la participación y coordinación con el sector privado es muy importante tanto para orientar las demandas presentes y futuras de las empresas, como para proveer directamente formación en el lugar de trabajo”. (+)
El parámetro de la formación educativa son las demandas y necesidades empresariales y, por tal motivo, nadie mejor que los empresarios para determinar qué y cómo deben aprender nuestros alumnos.
Las referencias al carácter de la educación como un factor de inclusión social se reducen así a un problema estrictamente laboral y de inserción productiva. Un argumento al que la OCDE nos tiene ya bastante acostumbrados, pero que no era la perspectiva de la CEPAL ni de los valiosos aportes que nos ha brindado su excelente División de Desarrollo Social en los últimos años.
El problema planteado no deja de ser muy semejante al del FMI: los sistemas educativos latinoamericanos deberán salvar nuestras economías de un desastre quizás inminente. Y para hacerlo, deben cambiar, ya que son de bajísima calidad, como lo demuestran, según ellos, las pruebas PISA.
El documento citado fue divulgado mientras concluía la XXIV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno llevada a cabo en Veracruz los días 8 y 9 de diciembre. Su lema ha sido: “Iberoamérica en el siglo XXI: Educación, Innovación y Cultura”. Un evento de fundamental importancia para consolidar y ampliar los acuerdos de cooperación e integración educativa regionales. La Cumbre de Veracruz se realiza a cuatro años de la XX Cumbre de Mar del Plata, cuyo tema había sido “Educación para la Inclusión Social” y en cuyo ámbito se realizaron importantes acuerdos como las “Metas 2021: la educación que queremos para la generación de los Bicentenarios”.
Los acuerdos de la Cumbre de Veracruz significaron un avance en el recorrido sinuoso de la integración educativa regional, gracias a la creación de una Alianza para la Movilidad Académica iberoamericana, el fortalecimiento y ampliación del Programa Neruda para la movilidad estudiantil de posgrado y el relanzamiento del Programa Iberoamericano de Alfabetización.
El trabajo de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) ha sido, en este sentido, destacado y de enorme valor. Sin embargo, las ausencias de los mandatarios de países de enorme importancia en la promoción de cualquier acuerdo regional, como Brasil, Argentina, Bolivia y Venezuela, sin lugar a dudas, poco ha ayudado a fortalecer una perspectiva de la educación que supere las visiones reduccionistas y economicistas que amplifican los gobiernos más conservadores y organismos como la propia OCDE.
Las Cumbres, a pesar de todas sus complejidades, fueron un espacio central para fortalecer una perspectiva que valoriza la dimensión de la educación como un derecho humano fundamental y de la política educativa como un factor de promoción de la igualdad y la justicia social. Algo bastante diferente a la visión que allí mismo manifestó el Secretario General de la OCDE, Ángel Gurría, al sostener que “si deseamos evitar una década de bajo crecimiento económico en América Latina, debemos mejorar el nivel educativo, fortalecer las capacidades de los trabajadores e impulsar la innovación”.
El economicismo reduccionista de la OCDE quizás sólo haya sido ofuscado por las desatinadas declaraciones del presidente español Mariano Rajoy. Pareciendo querer justificar el éxodo científico que vive España, Rajoy propuso en la Cumbre que los países con “excedentes de talentos” cooperen con las naciones menos desarrolladas de la región. Además, como si uno de los méritos de su gobierno hubiera sido la promoción de más y mejores aportes financieros a los estudiantes más pobres, sostuvo la necesidad de implementar amplios programas de becas para fomentar la formación de calidad, “evitando que la falta de recursos sea un obstáculo”. Vaya, vaya…
Mariano Rajoy y el presidente de México, Enrique Peña Nieto en la Cumbre de Veracruz. Foto: Henry Romero (Reuters)
¿Qué problema hay en todo esto?
Si Ud ha llegado a esta altura de la nota, quizás se pregunte qué problema puede haber en destacar la necesidad de que la educación responda a las demandas productivas, que nuestros jóvenes tengan una mejor formación y que puedan insertarse competitivamente en el mercado de trabajo, mejorando sus ingresos y contribuyendo así con el desarrollo nacional.
Por supuesto que ninguno.
El problema no está en reconocer que la educación puede y debe contribuir con la economía. El problema reside en reducir todas las funciones educativas a las demandas y necesidades que formula el mercado y, más operativamente, a las demandas y necesidades de las empresas. Educar para el desarrollo social es algo más complejo que educar para las Sociedades Anónimas. Pensar políticas educativas de inclusión supone un desafío mucho más amplio, más complejo, y ambicioso que desarrollar políticas de formación profesional.
Es absolutamente verdad que América Latina es la región más desigual del planeta. Entre tanto, una perspectiva educativa como la defendida por el FMI, el Banco Mundial y la OCDE no hace otra cosa que cristalizar las enormes desigualdades que imperan en el sistema escolar, revirtiendo los importantes avances logrados por casi todos los países de la región en la última década.
América Latina ha vivido una importantísima transformación democrática durante los últimos años. Los niveles de pobreza, que a comienzos de los años 90 alcanzaban a casi la mitad de la población, se redujeron drásticamente llegando hoy a menos del 28%. En el período transcurrido entre el 2002 y el 2013, más de 60 millones de latinoamericanos superaron la línea de la pobreza y, la mitad de ellos, la línea de la indigencia. La región pasó de tener algo más de 225 a 168 millones de pobres en diez años. La desigualdad, aunque más tímidamente, también disminuyó, inclusive en algunos de los países en que parecía haberse impreso como la marca estructural e indeleble de un modelo de desarrollo que siempre benefició a unos pocos, despreciando los derechos y negando cualquier oportunidad de bienestar a las grandes mayorías. Podría haberse hecho muchísimo más, sin lugar a dudas. Pero las transformaciones vividas comenzaron a revertir un ciclo de estancamiento económico y de cristalización de injusticias sociales promovidas por las políticas neoliberales que se multiplicaron en la región desde los años 70 y, particularmente, con una radicalidad expresiva en los 90.
En este marco, uno de los más significativos avances sociales del continente fue la ampliación de las oportunidades educativas a millones de latinoamericanos y latinoamericanas. Los niveles de acceso y permanencia en la escuela aumentaron de forma exponencial, permitiendo que sectores tradicionalmente excluidos del sistema educativo accedieran a él o superaran las barreras que les impedían su progresión hacia niveles que nunca antes habían alcanzado. La matrícula universitaria creció. Y lo hizo porque los hijos de los sectores populares, en algunos de los países de la región, comenzaron a cursar, por primera vez, los estudios superiores, invadiendo un nivel del sistema que siempre había permanecido como privilegio de los más ricos.
Lejos está América Latina de haber alcanzado la igualdad educativa. Pero los avances fueron notables y pusieron de relevancia no sólo la dramática persistencia de la desigualdad escolar, sino la posibilidad de revertirla por medio de políticas públicas orientadas por gobiernos que, ampliando la inversión social y promoviendo programas de gran escala, asumieron ésta como una de sus deudas y como uno de sus desafíos más ambiciosos en la promoción de la democracia y la justicia social. El inventario de lo que aún falta hacer en el campo educativo es enorme. Pero solapar o desconsiderar los avances alcanzados no puede ser otra cosa que un gesto de indiferencia hacia una conquista colectiva que ha comenzado a cambiarle la vida a millones de personas.
El gran desafío de la educación latinoamericana es contribuir a afirmar y consolidar sociedades fundadas en los derechos humanos, ampliando el ejercicio de la ciudadanía y la participación democrática. Querer hacerlo por medio de la subordinación de la educación al mercado, no parece un buen camino. El mercado es el imperio de la desigualdad, de la necesidad, es el espacio de la diferenciación y la clasificación. Cuando la educación se subordina al mercado acabamos aceptando que su función no es ampliar la igualdad entre los seres humanos, sino profundizar sus diferencias sociales, de clase, de género, de raza, de origen. Atribuimos a la competencia y al mérito individual la virtud de seleccionar y elegir a los mejores, justificando así las injusticias y la reproducción sistémica de la desigualdad.
La educación es el espacio que las sociedades democráticas disponen para producir sentidos, conocimientos, saberes y prácticas que nos ayudan a construir sociedades más justas, igualitarias, solidarias y humanas.
Se trata de politizar la educación, como una herramienta de transformación y emancipación social. Reducir toda aspiración educativa a la capacitación laboral no nos lleva a otro camino que a pensar en el sistema escolar de los pobres como una gran agencia de formación profesional para empleos flexibles.
No debe así sorprender que, justo cuando América Latina comienza a transitar de forma incipiente por un proceso de ampliación de oportunidades ciudadanas, se activen de forma drástica los discursos que insisten en recordarnos que a los pobres les cabe ocupar el lugar que siempre ocuparon, y que su tránsito por la escuela no debe ser otra cosa que la apropiación de un aprendizaje supuestamente útil para su rápida inserción como fuerza de trabajo adaptada a las necesidades de aquellos que los contratarán, los cuales, por cierto, nunca aceptarían que a sus hijos les toque como única oportunidad educativa un curso corto de inserción profesional.
La estrategia discursiva parece ser siempre la misma, aunque algunos términos se modernicen y ganen nueva fisonomía: se atribuye a la educación un poder redentor (salvar a la nación del subdesarrollo y del atraso económico), mientras se condena el sistema educativo realmente existente, aquel en el que se educan, día a día, millones de niños, niñas y jóvenes; aquel en el que trabajan miles de docentes, muchos de ellos quizás mal preparados, pero que poco tienen que ver con el imagen caricaturesca que los presenta siempre como sujetos perezosos e indolentes. Hay una educación salvadora que se dibuja en el horizonte de la esperanza conformista de un mercado que sólo aspira a ser competitivo y dinámico (sólo eso). Y una educación real, digamos de carne y hueso, degradada y despreciada por los que aspiran a reformarla desde su totalitarismo economicista, especialmente cuando ella es pública y la garantiza el Estado; esa educación que, en apariencia, nos impide cumplir nuestro justo deseo de abandonar, de una vez por todas, el subdesarrollo.
Ya lo sabemos, ya lo hemos visto, escuchado y vivido a lo largo de los últimos cincuenta años: para los economistas oficiales, para el mainstream político y empresarial latinoamericano, la educación pasa a tener alguna función relevante cuando la economía va mal y cuando hay que elaborar un pase de magia que permita prometer una salida rápida y milagrosa a los problemas que se avecinan. Así, la economía latinoamericana creció gracias a la inteligencia y a las brillantes ideas de los economistas. Como ahora enfrentará problemas por la caída del precio de las materias primas, la desaceleración de China, el alto costo del financiamiento externo y las bajísimas perspectivas de ingreso de capitales en los países de la región, al sistema educativo le toca, providencialmente, cumplir su papel. Si no lo hace, estaremos mucho peor y la culpa será de él. ¿De quién? De los docentes, de los funcionarios educativos, de las familias y los jóvenes, de los sindicatos, de la “cultura nacional”… o de quien sea, pero nunca del mercado.
Cuando el mercado funciona bien, los méritos son del mercado. Cuando funciona mal, la culpa es de la educación.
“Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”, decía mi abuela. Menos en este caso. El argumento ha sido utilizado hasta el hartazgo. Y se lo repite, se lo repite y se lo vuelve a repetir.
No deberá sorprender que, en este marco, en toda América Latina, se multipliquen los cursos de formación profesional como la mejor opción de educación para los más pobres y se amplifiquen las demandas y reclamos empresariales por una educación que se adapte a sus necesidades de productividad y sus casi siempre poco modestas aspiraciones de ganancia. Tampoco deberá sorprender que cada vez más la voz y la participación empresarial en el campo escolar, inclusive en la formulación y ejecución de las políticas educativas, tienda a ampliarse y multiplicarse; una tendencia que se observa de forma clara durante los últimos 20 años.
La política latinoamericana muchas veces parece una sesión de cine continuado: siempre vuelve a comenzar. Los avances sociales, uno de cuyas causas y al mismo tiempo consecuencia fue la ampliación de las oportunidades educativas de los más pobres, parecen irrelevantes porque, ante la posible inminencia de una nueva crisis económica, los empresarios vuelven a reclamar que no producen más y mejor porque no disponen de una fuerza de trabajo calificada y que contribuya a aumentar la calidad y la productividad de las empresas. Una vez más, la culpa es del Estado y de los pobres.
Las discusiones de la Conferencia del FMI y el documento analizado, casi nada mencionan acerca de los problemas que hoy existen y persisten en el mercado de trabajo de los países latinoamericanos (y mundiales), como el racismo, la discriminación de género, la negación de oportunidades a las personas con discapacidad, a los jóvenes, o las precarias condiciones de protección y respeto a los derechos de los inmigrantes o a los que siendo del mismo país son tratados como si fueran indocumentados invisibles.
Tampoco mencionan que si hubo una disminución de la pobreza (algo que todos festejan), pero la desigualdad no se redujo con la misma intensidad, esto quiere decir que, en estos últimos años, a los más ricos mal no les ha ido. Los pobres dejaron de ser tan pobres, pero los ricos no dejaron de ser tan ricos; por el contrario, en algunos casos, se volvieron aún más ricos.
Frente a los obstáculos que enfrentarán las economías latinoamericanas, el FMI, el Banco Mundial y la OCDE proponen cambiar a los pobres haciéndolos más productivos, sin preocuparse siquiera cómo los ricos producen y acumulan riqueza, cómo la reproducen y garantizan intergeneracionalmente, en sociedades marcadas por la injusticia, la exclusión y falta de garantías para el ejercicio de los derechos fundamentales. Nada indica que arriando a las agencias de formación laboral a los jóvenes más pobres, sus condiciones de vida mejorarán substantivamente. Lo que sí parece claro es que el actual modelo de desarrollo económico latinoamericano ha generado formas predatorias de apropiación de ganancias que han beneficiado a algunos pocos. Por lo tanto, que colocar el problema en las capacidad de innovación del sistema científico o tecnológico y en el formación profesional de los jóvenes, aunque no deja de ser importante, puede distraernos más que concentrarnos en el asunto fundamental: para revertir los altos índices de desigualdad hay que cambiar primero a los ricos, no capacitar a los pobres para que se conformen con lo que tienen.
El futuro nos señala la luna. El FMI, el Banco Mundial y la OCDE, sólo le miran el dedo.
Las economías latinoamericanas enfrentan, sin lugar a dudas, enormes desafíos. Y los enfrentarán en la próxima década. Sería bueno comenzar democratizando las relaciones humanas en el mercado de trabajo, mejorando las condiciones de distribución de la riqueza (cada vez más concentrada), ampliando los derechos de los trabajadores, promoviendo reformas fiscales que reduzcan la regresividad tributaria estructural que tenemos y que poco se ha modificado.
Que el FMI, el Banco Mundial y la OCDE se dediquen a opinar acerca de cómo mejorar todo esto. Si lo hacen, otros, bastante mejores que ellos, se ocuparán de la formación humana de las futuras generaciones, sabiendo que al salir de la escuela los esperará un sistema económico inclusivo, democrático y que no subordina la competitividad de las empresas al bienestar de los ciudadanos de una nación.
Desde Río de Janeiro
Perú: Estado requiere S/.60.000 mlls. para cubrir brecha en educación
Ministerio de Educación potenciará obras por impuestos y asociaciones público-privadas para mayor infraestructura en el 2015
Fuente: El Comercio | Gustavo Kanashiro Fonken
La más reciente evaluación de la calidad educativa de la región, publicada esta semana y conducida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) tuvo resultados positivos para el Perú.
Nuestro país no solo escaló posiciones desde el 2006 sino que fue uno de los países mejor posicionados en algunos rubros. Sin embargo, el estudio también detectó que los alumnos que tuvieron un mayor desempeño provenían de colegios privados, lo que demuestra que la educación pública tiene todavía mucho que avanzar.
Asimismo, el examen de la Unesco, cuyos resultados fueron difundidos a través del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo de la región, reveló que asistir a escuelas con servicios básicos de agua, desagüe y luz permite a los jóvenes obtener mejores calificaciones en comprensión lectora, matemática y ciencias, las materias evaluadas en el estudio.
De ahí que la deficiente infraestructura educativa en el Perú sea el principal reto. Según datos del Ministerio de Educación, se necesita invertir S/.63 mil millones para cubrir la brecha que tiene a miles de jóvenes en el país estudiando en locales precarios.
“El 25% de edificaciones en los colegios del país requiere ser sustituido y no solo por riesgo ante emergencias, sino porque no cuentan con lo mínimo para ser lugares de enseñanza”, detalló a El Comercio Juan Pablo Silva, viceministro de Gestión Institucional del Ministerio de Educación (Minedu).
SITUACIÓN DE EMERGENCIA
Una de las prioridades para el gobierno en el 2015 será acortar la brecha de infraestructura. Para esto se han separado, de los más de S/.22.000 millones que recibió el Minedu de presupuesto para el próximo año, unos S/.2.400 millones exclusivamente para realizar obras de inversión pública. A ello se sumará inversión privada, con lo que se alcanzará una cifra mayor a los S/.4.000 millones.
“A estos S/.4.000 millones se le tiene que sumar lo que ejecutarán las regiones y los gobiernos locales porque la verdadera responsabilidad a nivel de infraestructura recae en ellos. El Minedu lo que hace es tomar un papel más activo para poder cerrar antes la brecha”, detalló el viceministro Silva.
“Hay que dotar de la mejor educación posible a la escuela pública. No puede seguir el estigma de enviar a los hijos a un colegio público solo porque no se puede pagar el privado”, añadió el funcionario.
Chile: Informe afronta las consecuencias de la privatización de la educación, en la ONU
4 de diciembre de 2014Chile es considerado el sistema educativo más segregado del mundo; el Foro por el Derecho a la Educación de Chile y la CLADE participaron en la elaboración del informe, al lado de la Iniciativa Global por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Clínica de Derecho de la Sciences Po y la Iniciativa de Investigación sobre la Privatización en la Educación
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(Santiago de Chile, Ginebra) En un informe que se hace público en el día de hoy, el Foro por el Derecho a la Educación de Chile (FORO), la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE), la Iniciativa Global por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (GI-ESCR, por su acrónimo en inglés), la Clínica de Derecho de la Sciences Po y la Iniciativa de Investigación sobre la Privatización en la Educación (PERI, por su acrónimo en inglés) hacen un llamado a que expertas/os de derechos humanos de la ONU cuestionen al gobierno de Chile por las violaciones a los derechos humanos, resultantes de su sistema de educación privatizado [Descarga aquí: Informe| resumen ejecutivo].
Chile tiene la cuarta mayor proporción de escuelas primarias privadas en relación a las escuelas públicas en el mundo, número tres veces mayor que el promedio de los países miembros de la Organización por la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en consecuencia de las reformas económicas neoliberales puestas en marcha durante la dictadura de Pinochet en los años 1980s y reforzadas por los gobiernos que le sucedieron.
Además, el sistema educativo chileno es el más segregado entre los hogares más ricos y los más pobres, según los datos de la OCDE, en una comparación con otros 64 países. El informe demuestra que ese sistema es ampliamente discriminatorio en el ámbito socioeconómico, violando a los estándares de derechos humanos internacionales que el país tiene la obligación de cumplir.
“Ese no solo es un sistema inaceptable, que impacta con más fuerza a las personas marginadas, vulnerables y pobres y reproduce altos niveles de desigualdades, sino que también es un sistema muy injusto, que afecta la cohesión de la sociedad como un todo y es ilegal, según los estándares internacionales”, indicó Camilla Croso, la coordinadora general de CLADE.
Cobros a las madres y padres de familia, practicados por las escuelas privadas primarias y secundarias son uno de los principales factores de discriminación socioeconómica, y pueden ser empleados por las escuelas para excluir a ciertos/as estudiantes indeseadas/os. En el 2012, una de las mejores escuelas privadas de Chile cobraba aranceles de USD 690 por mes, casi dos veces más que el valor del salario mínimo mensual.De la misma forma, seleccionar estudiantes mediante el cobro de aranceles, y seleccionar directamente , por exámenes de admisión o exámenes de conducta, es una práctica común.
Planteando el tema junto a la ONU, para cambiar la ley en Chile
El lanzamiento de este informe se realiza mientras el parlamento chileno se encuentra prestes a revisar un segundo paquete de leyes para reformar el sistema educativo, que será crucial para la futura orientación del sistema educativo chileno.
“El nivel actual de desigualdades respecto al derecho a la educación es insostenible, y esta fue la razón de las protestas que tuvieron lugar en el 2006 y en el 2011 en el país. Mientras las autoridades han prometido tomar providencias frente a esta situación, el parlamento y el gobierno deben actuar rápidamente y poner en el centro de las reformas el impacto de la política educativa en los derechos humanos, de manera a rediseñar un sistema que esté en línea con sus obligaciones internacionales” añadió Rene Varas, coordinador del Foro por el Derecho a la Educación, de Chile.
Para auxiliar esta discusión, el informe fue enviado al Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC) de Naciones Unidas, previamente a la revisión de Chile en el ámbito del mismo Comité de expertas/os, a realizarse en junio de 2015. El CDESC evaluará el respeto del gobierno a distintos derechos económicos y sociales, incluyendo el derecho a la educación. Lo mismo se encuentra reunido en sesión previa en esa primera semana de diciembre, y luego lanzará una “lista de temas”, que incluye cuestiones que el gobierno tendrá que responder por escrito.
“Ningún Estado llegó tan lejos cuanto Chile en materia de privatización de la educación, y por eso el sistema chileno nos informa sobre el impacto en largo plazo de la privatización. Si el CDESC plantear cuestiones sobre el sistema chileno, también enviará un mensaje fuerte a otros países, en un momento en que muchos Estados están privatizando su sistema educativo y esquivándose de sus responsabilidades” indicó Lucy McKernan, del Comité de Enlace en la ONU de la GI-ESCR.
Muchos organismos de derechos humanos de la ONU, incluyendo el Relator Especial sobre el Derecho a la Educación, cuestionaron recientemente la creciente privatización en la educación, e hicieron un llamado reforzando el papel del Estado de proteger la educación como un “bien público”.
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¿Es posible un país justo con educación particular pagada?
3 de diciembre de 2014El investigador Juan Eduardo García Huidobro analiza la situación de extrema segregación educativa en Chile y discute el papel de la educación privada en la perpetuación de esta realidad
Por: Juan Eduardo García Huidobro* | Fuente: El Mostrador
Carlos Peña, en su columna de El Mercurio del domingo 23 de noviembre, señaló retóricamente que: “Cuando sea interpelado, el ministro deberá responder una sola pregunta. Si el lucro es malo, si la selección es mala, si el copago es malo, ¿por qué entonces no se suprime la educación particular pagada, esa donde él, la Presidenta y los promotores de la reforma envían a sus hijos?…”.
Finalmente no se le hizo esa pregunta al ministro… No pretendo responder por él, pero sí esbozar una posible respuesta frente a la inevitable pregunta que formula el rector Peña.
Comenzaré con alguna información sobre la educación pagada, para enseguida plantear algunos “criterios” de respuesta y concluir con la respuesta.
LA EDUCACIÓN PAGADA EN CHILE
La educación pagada atiende a un 7.5% de la matrícula: 252.680 estudiantes, en 602 establecimientos urbanos. De ellos, 277 son laicos, 185 católicos, 34 de otras religiones y sobre 106 no se tiene información. El precio parte en alrededor de $140.000 mensuales y llega a $500.000 en los más exclusivos. Varios cobran además una cuota de incorporación que puede sobrepasar los $3.500.000.Para tener una referencia: un colegio subvencionado gratuito educa con alrededor de $60.000 mensuales y los con financiamiento compartido con un ingreso mensual por estudiante de entre $65.000 y $127.000.
Comparativamente los resultados académicos del subsector son muy superiores. Así, el 93,9% de los ex alumnos de colegios pagados que rinden la PSU supera los 450 puntos exigidos para postular en el sistema de admisión centralizado (mientras que solo el 57.4% de los ex alumnos de colegios municipales y el 70,5% de los de colegios particulares subvencionados lo logra). Desde otra métrica: en 2014 de los 100 colegios con mejores puntajes PSU, 93 fueron pagados, 4 particulares y 3 particular subvencionados.
Incluso, un reportaje de La Tercera de hace seis años se preguntó ¿dónde estudiaron los gerentes generales de las 100 más grandes empresas? 84% lo hizo en colegios particulares pagados (7,5 % de los colegios) y el 50% en solo 5 colegios (0,04% de los colegios del país). Y se trataba de un fenómeno en progresión: los colegios pagados educaron al 77,8% de los gerentes mayores de 50 años y al 90% de los menores de 50 años.
Las consecuencias son claras. Es sabido que Chile es uno de los países con más alto índice de segregación social en la escuela: 53 puntos –Índice de Duncan– contra 9 de Finlandia, 26 de Estados Unidos y 40 de otros países latinoamericanos como Colombia y México (Dupriez, 2010). Ahora bien, la segregación en los colegios pagados es máxima: según un estudio reciente (Valenzuela y otros, 2013) llega a 90 puntos en la misma escala.
La investigación ha mostrado largamente que cuando hay mixtura ganan académicamente los que proceden de medios menos escolarizados y no se perjudican quienes proceden de medios más escolarizados. Pero, más allá de los resultados académicos, es claro que la segregación mella severamente la contribución de la educación a la integración social y limita su capacidad de “enseñar” la igualdad y la democracia.
CRITERIOS PARA RESPONDER
Diversos referentes nos permiten fundar un juicio sobre la situación descrita.
En primer lugar, el derecho a la educación. Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 se ha establecido que “toda persona tiene derecho a la educación”, que la educación debe ser obligatoria y gratuita y que el acceso a la educación superior debe ser igualitario, en función de los méritos.
Desde los años 50 hacia acá, se ha venido profundizando el concepto de igualdad de oportunidades educativas, pasando de una concepción meritocrática que subraya que el criterio de distribución de la educación obligatoria debe ser el mérito y no la riqueza, a una concepción igualitaria que pone como criterio central la ciudadanía, señalando que ni el talento ni la riqueza debieran ser relevantes.
Coexistiendo con la discusión anterior, se ha dado la oposición entre una comprensión mercantil, para la cual el deber del Estado es asegurar un mínimo de educación para todos, sobre el cual quienes tienen los medios pueden pagar una educación mejor. Para esta posición ni la segregación ni la transmisión intergeneracional de privilegios son vistas como problema. En contraposición está la comprensión de la educación como un derecho social, que exige el acceso de todos a la misma educación como camino de incorporación igualitaria a la sociedad y como base de la democracia. Esta visión insiste también en que la educación obligatoria es previa al mérito.
¿ES POSIBLE AVANZAR HACIA UNA SOCIEDAD EQUITATIVA MANTENIENDO UNA EDUCACIÓN PARTICULAR PAGADA?
Me parece que lo dicho hasta acá, en el entendido de que se adhiere a una concepción igualitaria que considera a la educación como derecho social y pone como criterio central de su distribución a la ciudadanía, permite contestar esta pregunta con un “no” y, por tanto, abrirse a la idea de suprimir la educación pagada.
Sin embargo, como muy probablemente no llegaremos a esa medida en el corto plazo, propongo a continuación un par de medidas posibles para avanzar en esa dirección.
Tal vez, lo primero podría ser facilitar el camino a los colegios pagados que quieren convertirse en particulares subvencionados. Para ello se podría permitir que cambien progresivamente, desde cursos inferiores (por ejemplo, ingreso 2016), a particulares subvencionados con financiamiento compartido de pago máximo y que vayan disminuyendo su pago según quede estipulado en la ley que suprime el financiamiento compartido.
Una segunda medida puede ser poner un impuesto importante a la educación pagada, lo que llevaría a encarecerla y, por tanto, a disminuir su matrícula. Una alternativa posible es que este impuesto pueda ser pagado con becas, lo que tendría el efecto de generar más mixtura social al interior de la actual educación pagada.
* Investigador del CIDE, Universidad Alberto Hurtado
Bachelet en México: “En Chile la educación es un bien de mercado”
La Presidenta está participando de la versión 2014 de la cita multilateral que tiene como tópicos principales la educación, innovación y cultura en la región. En esta penúltima gira fuera del país, Bachelet se refirió a la reforma educacional chilena y destacó la necesidad de convertir la educación en un derecho social.
Michelle Bachelet se encuentra desde ayer en México, participando de la XXIV Cumbre Iberoamericana, instancia que la mandataria uso para expresar su preocupación por el crecimiento de las clases medias en la región y las demandas de estas frente a las políticas públicas. Según La Tercera, Bachelet señaló que “cada vez hay más ciudadanos demandantes de derechos, cada vez más exigentes, y las respuestas deben ser mucho más inteligentes y comprensivas”.
En cuanto a educación, la Presidenta señaló que “nuestro problema es de calidad. Esa es la nueva tarea”. Incluso se refirió a la importancia de la educación como un derecho social y que debe considerarse que la “inclusión, educación y democracia” son lo más importante en estos tiempos.Michelle Bachelet también se refirió a lo cuestionada que ha sido la reforma educacional que impulsa su gobierno. Pero recalcó que solo se puede entregar calidad si la educación es concebida como un derecho social. La Presidenta explico a la audiencia que “en Chile (la educación) es un bien de consumo, donde quién tiene recursos puede pagar a una educación de calidad, el que no los tiene recibe la educación que se le da”.
Aunque la Cubre Iberoamericana no genera el mismo impacto que si se generaba en los primeros años y algunos mandatarios no se presentaron, el encuentro tiene como tópicos la educación, innovación y cultura. En ese marco, Bachelet aprovechó de referirse más profundamente a los objetivos de su gobierno con respecto a la educación. Tal como se señaló anteriormente, Bachelet explicó que la reforma es un cambio de paradigma, que pretende cambiar el concepto de bien de mercado por una educación pública y de calidad.
En relación a las capacidades y habilidades del capital humano en la región, Bachelet señaló que “Debemos generar las capacidades para producir y aplicar conocimiento, para desarrollar o adaptar tecnologías, para concebir o hacer circular ideas y conceptos, para proyectarse al futuro desde la historia y la identidad propia. Pero hacerlo siempre de un modo que genere equidad e inclusión social”.
Luego de las actividades a desarrollar durante esta mañana, Michelle Bachelet y su comitiva viajaran a las 19:30 hora chilena hacia Lima, Perú.
La sociedad civil condena al Banco Africano de Desarrollo y otros organismos internacionales por apoyar a la privatización en la educación
1 de diciembre de 2014Fuente: Right to Education Project | Traducción: #Contracorriente
Marrakech. En una declaración conjunta lanzada el último 28 de noviembre en Marruecos, durante el Foro de Educación en el Foro Mundial de Derechos Humanos, organizaciones de la sociedad civil internacional han manifestado serias preocupaciones sobre el énfasis que se puso en la participación del sector privado en la educación en África en un informe reciente del Banco de Desarrollo Africano (AfDB, por su acrónimo en inglés), la Comisión Económica por África (ECA, por su acrónimo en inglés), la Comisión de la Unión Africana (AUC, por su acrónimo en inglés), y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El informe enfoca el progreso respecto a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODMs) en África. El informe es significativo, una vez que servirá para influenciar el debate sobre el próximo marco de desarrollo internacional que pasa a vigorar después que terminen los ODMs en 2015.
La declaración recibió un enorme apoyo de más de 60 organizaciones, en particular de coaliciones nacionales de educación en África. Esto refleja la importancia del tema en África y en todo el mundo.
La declaración subraya que as políticas de privatización aumentan la desigualdad en el acceso, no garantizan la calidad y socavan la noción de educación como un bien público. Así, llama a la retirada del Informe sobre los ODMs 2014: Enderezar el progreso en África rumbo a Objetivos de Desarrollo del Milenio, a fin de que se pueda reconsiderar las recomendaciones en apoyo a la privatización en la educación y hacer recomendaciones que sean consistentes con el derecho humano a la educación.
El Sr. Limbani Nsapato, de la Campaña de Educación Para Todos de la Red Africana (ANCEFA, por su acrónimo en inglés), una de las organizaciones que coordinan la Declaración, dijo: “Estamos muy molestos por las recomendaciones de ese informe, en defensa de una mayor participación del sector privado en la provisión de la educación, pues ignoran las crecientes evidencias de que la privatización en la educación genera desigualdades y conduce a la segregación, como vemos actualmente en Gana”.
“A pesar de reconocer que dos políticas de educación han sido particularmente efectivas en la expansión del acceso y permanencia en la educación – la eliminación de los cobros y las inversiones de largo plazo en la educación – el llamado a un incremento en el papel de los actores privados, en el informe, puede poner África en la dirección contraria, y arriesga socavar las conquistas en la ampliación del acceso”, dijo el Sr. David Archer, de ActionAid.
La Sra. Caroline Pearce, de la Campaña Mundial por la Educación (CME), comentó: “Sabemos que los cobros escolares y otros costos asociados a la educación son una de las principales barreras al acceso a la educación. La mayor parte del aumento expresivo en la matrícula en la escuela primaria en África desde el 2000, en la matrícula de niñas, se dio después de la eliminación de los cobros. Sin embargo, este informe promueve más privatización, lo que inevitablemente resulta en escuelas dónde se pagan cobros”.
Como reconoce el Informe sobre los ODMs 2014, muchos países africanos están “todavía enfrentando las brechas escolares entre los hogares más pobres y los más ricos”. La Unión Africana, a través del plan de acción de la Segunda Década de Educación (2006-2015), reiteró la necesidad de asegurar la equidad. Este principio también se encuentran bajo la sólida protección de la ley internacional.
Sin embargo, la ampliada del sector privado en la educación es una fuerza motora de la segregación y de las desigualdades de oportunidades. Como el Relator Especial sobre el Derecho a la Educación de la ONU expresó recientemente, la privatización “va en contra de las bases que prohíben la discriminación basada, de modo notable, en la ‘origen social’, en la ‘condición económica’, en el ‘nacimiento’ o ‘propiedad’ en las convenciones internacionales de derechos humanos”.
La declaración de la sociedad civil también advierte que la privatización en la educación resulta en violaciones de la ley internacional de derechos humanos. El Sr. Sylvain Aubry, de la Iniciativa Global por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, dijo: “Hemos hecho investigación sobre la privatización en la educación que tiene lugar en Gana, Marruecos, Uganda, Chile y Kenya, y encontramos violaciones de la ley internacional, en particular respecto al derecho a la educación, el derecho a la no discriminación, la obligación del gobierno de proveer educación gratuita y de calidad, y las faltas de los gobiernos con la regulación y monitoreo de las escuelas privadas”.
El Informe OMD 2014 justifica un llamado por la ampliación de la participación del sector privado en la educación, con base en el argumento de que esto podría ayudar a mejorar la calidad. Sin embargo, la evidencia no respalda tal posición. El Sr. Fred van Leeuwen, de la Internacional de la Educación, comentó: “Calificación adecuada, formación y condiciones dignas de trabajo a las maestras y maestros son factores decisivos para asegurar la calidad de la educación are crucial. Sin embargo, en muchos países las escuelas privadas contratan docentes sin calificación y de formación insuficiente. En Gana, por ejemplo, solo el 9.2% de las maestras y maestros de la enseñanza primaria reciben formación en el sector privado, en comparación con el 69.4% en las escuelas públicas”.
La calidad de la educación privada también es problemática en el Marruecos, donde el Foro Mundial de Derechos Humanos se realiza. El Sr. Ahmed Sehouate, de la Coalición Marroquí por la Educación para Todos dijo: “en el Marruecos las inversiones privadas en educación no equivalen a inversiones en la calidad. Después de casi 15 años de rápido aumento en la inversión privada en educación, las escuelas privadas no lograron formar ningún maestro/a, pero dependen extensivamente de docentes del sector público, fragilizándolo”.
Está claro en la ley internacional que la educación es un bien público, que debe así ser protegido de la mercantilización y de la comoditización. Los Estados enfatizaron hace unos meses, en el llamado Acuerdo de Muscat, que “a través de los gobiernos, el Estado es el garante de la educación de calidad como un bien público”. Sin embargo, el Informe sobre los ODMs 2014 llama de modo explicito a la comercialización del sector de educación, que “es propicio a rendimientos lucrativos sobre las inversiones” para los inversores/as. La Sra. Pearce, de CME, enfatizó: “El lucro en la educación es inaceptable, especialmente cuando se explora las aspiraciones por una vida mejor, de las madres y padres más pobres”.
Materiales
Declaración completa (en inglés)
Informe sobre los ODMs 2014: Enderezar el progreso en África rumbo a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (en inglés)
Último informe del Relator Especial sobre el Derecho a la Educación, de la ONU (en inglés)
Investigación sobre el impacto de la privatización en el derecho a la educación (en inglés)
Organizaciones firmantes
Iniciativa: Campaña de Educación Para Todos de la Red Africana (ANCEFA), la Internacional de la Educación (EI), ActionAid y la Iniciativa Global por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (GI-ESCR).
La declaración recibió las adhesiones de las organizaciones a continuación:
- African Resources Watch (AFREWATCH)
- Alliance2015
- Alphabétisation et Développement (Alpha Dev)
- Arab Campaign for Education for All (ACEA)
- Argentinian Campaign for the Right to Education (CADE
- Asia South Pacific Association for Basic and Adult Education (ASPBAE)
- ASO-EPT Niger
- Association Nationale pour l’Alphébétisation, Senegal (ANAFA)
- ATTAC/CADTM Maroc
- Basic Education Network Ethiopia
- Botswana Coalition for Education for All
- Buliisa Initiative for Rural Development organisation (BIRUDO)
- Burundi Coalition for Education For All
- Cameroon Education for All Network (CEFAN)
- Carrefour de la famille marocaine
- Centre du Commerce International pour le Développement, CECIDE, Guinée (CECIDE)
- Centre for Social Impact Studies (CeSIS)
- Centre national de coopération au développement, CNCD-11.11.11, Belgium
- Civil Society Action Coalition on Education for All
- Civil Society Action Coalition on Education for All (CSACEFA)
- Civil Society Education Coalition, Malawi (CSEC),
- Coalition des Organisations en Synergie pour la Défense de l’Education Publique, Senegal (COSYDEP)
- Coalition des organisations Mauritaniennes pour l’Education (COMEDUC)
- Coalition Marocaine pour l’Education Pour tous (CMEPT)
- Coalition National EPT-Burkina-Faso
- Coalition Pour l’Education Pour Tous Bafashebique, Burundi
- Collectif National de l’Education Alternative et Populaire, Senegal (CNEAP)
- Committee for Peace and Development Advocacy (COPDA) – Liberia
- Confédération des syndicats autonomes, Senegal (CSA)
- Conseil Régional des Organisations Non Gouvernementales de Développement
- Consulenti, orientatori, formatori in rete, Italia (Cofir)
- Education Coalition of South Africa, South Africa(ECSA)
- Education For All Network, The Gambia
- Equal Education Law Centre, South Africa (EELC)
- EqualEducation, South Africa
- Fédération Nationale des Associations de Parents d’Elèves au Maroc (FNAPEM)
- Fédération Nationale des Associations de Parents d’Eleves et d’Edudiants, Senegal (FENAPES)
- Forum for Education NGO’s in Uganda (FENU)
- Foundation For Environmental Right, Advocacy & Development, Nigeria (FENRAD)
- Foundation for the Conservation of the Earth (FOCONE)
- Ghana National Education Campaign Coalition (GNECC)
- Global Campaign for Education (GCE)
- Global Network for Good Governance(GNGG Cameroon)
- Global Rights, Nigeria
- Groupe Pivot Education de Base, Mali
- IBIS
- Inclusive Development a International
- Initiative for Social and Economic Rights (ISER)
- Jamaa Resource Initiatives, Kenya
- Kosovo Civil Society Consortium for Sustainable Development (KOSID)
- Lumière Synergie pour le Développement
- Maison des Mines du Kivu (MMKi)
- Mouvement Anfass Démocratique, Morocco
- Organisation Démocratique de l’Enseignement, Morocco (ODT)
- Oxfam
- Peace Point Action (PPA)
- PREMICONGO
- Privatisation in Education Research Initiative (PERI)
- Public Interest Law Center, Chad (PILC)
- RESULTS
- Right to Education Forum, India
- Right to Education Project (RTE)
- Section27, South Africa
- Syndicat Unique et Démocratique du Sénégal (SUDES)
- Tanzania Education Network/Mtandao wa Elimu Tanzania (TEN/MET)
- Wacam, Ghana
- Zambia National Education Coalition
Chile: ¿Reforma o ajustes al modelo de financiamiento de la educación?
25 de noviembre de 2014Los autores de esta columna recuerdan que el gobierno anunció que presentaría una propuesta de fortalecimiento de la educación pública a fines de este año y destacan que aún “no hay anuncios sobre qué se debe financiar para tener una educación pública ajustada a derecho y cómo se debe financiar”. Eludir el debate acerca de “qué tipo de educación queremos y para qué queremos educarnos, le resta profundidad a la discusión sobre qué tipo de financiamiento es el más adecuado”, señalan. Y recuerdan que “una ley que intentó fortalecer la educación pública sin cambiar el modelo de financiamiento, como la ley SEP, terminó incrementando los recursos fiscales que van a los colegios particulares subvencionados”.
Por: Foro Chileno por el Derecho a la Educación | Fuente: Ciper Chile
La privatización de la gobernanza: una pendiente resbaladiza de múltiples grupos de interés
13 de noviembre de 2014Fuente: Por Mandeep Tiwana | Articulo originalmente publicado en RightingFinance, de donde se reproduce con permiso | Traducción y revisión: #Contracorriente y María Mercedez Salgado
Leia aqui a versão em português
El Informe sobre el Estado de la Sociedad Civil 2014 de CIVICUS, que se basa en los aportes de algunas de las principales voces de la sociedad civil en el mundo, advierte sobre los riesgos de que la gobernanza global esté determinada por intereses privados influyentes. Las grandes corporaciones transnacionales están yendo más allá de los ensayos de regulación que hacen las jurisdicciones nacionales. Muchos de los peores actos de represión contra la sociedad civil están en contra de activistas que buscan la justicia ambiental y la protección de los derechos a la tierra, en oposición a las poderosas industrias de la construcción, la agroindustria y las industrias extractivas, que se benefician de los favores del Estado.
El resentimiento contra las fuerzas del fundamentalismo de mercado también está dando lugar a una frustración profundamente arraigada ante la superposición y la connivencia entre las élites políticas y económicas. En casi todos los países del mundo, vemos una profusión de políticos/as con grandes intereses empresariales y a económicamente poderosos volviéndose hacia la política como una manera de proteger su riqueza. Las decisiones políticas tomadas en beneficio de los intereses económicos de la elite están generando protestas en todo el mundo, como se evidenció en Brasil, Turquía y Sudáfrica el año pasado. En comparación con su propia falta de voz, las y los manifestantes en estos países vieron que los intereses del sector privado gozan de acceso privilegiado a las y los responsables de la toma de decisiones. Vieron Estados abdicar de sus responsabilidades en favor de la externalización de los servicios básicos y la venta de elementos de la esfera pública a los intereses privados, mitigando consecuentemente las rendiciones de cuentas (accountability).
Como las contribuciones al informe de CIVICUS’ revelan, los grandes negocios están mirando cada vez más al sector público como una vía de obtención de ganancias. Particularmente, “alianzas entre múltiples grupos de interés” se está convirtiendo en la nueva frase escogida para disfrazar el aumento de la participación privada en actividades de desarrollo. Un argumento común es que el sector público es ineficiente, por lo tanto requiere eficiencia a través de la privatización. Esta línea de pensamiento presenta serios problemas.
En primer lugar, la idea de hacer el ajuste del sector público para cumplir su propósito a través de mejores mecanismos de gobernanza se desecha sin probarla adecuadamente. La suposición profundamente arraigada de que el sector privado aporta mayor eficiencia necesita ser analizada teniendo en cuenta los enormes márgenes de ganancias de las empresas privadas a costas de lo público.
En segundo lugar, transferir los servicios públicos a la esfera privada reduce el potencial de rendición de cuentas a ser ejercido por las ciudadanas y ciudadanos. Sectores de la esfera pública son de esta manera protegidos del escrutinio directo al tiempo que aumentan las posibilidades de corrupción. En tercer lugar, la alianza para la provisión de servicios fomenta la influencia de la élite en la política, lo que trabaja en última instancia en detrimento de los intereses de la mayoría. La posibilidad de acceso a información privilegiada que permite a los socios privados acceso directo a las y los formuladoras/es de políticas, es una receta para el nepotismo en la sociedad.
Finalmente, la reducción rápida del sector público que se encuentra en marcha con el propósito de dar cabida a los intereses privados equivale a una abdicación de la responsabilidad de Estado y, de hecho, a una traición del contrato social entre las ciudadanas/os y el Estado. Impuestos y otras formas de contribución financiera se pagan a los gobiernos en la expectativa de que los servicios esenciales de calidad serán proporcionados a las ciudadanas y ciudadanos a un costo razonable. Cuando estos se externalizan y se les permite convertirse en otra vía para obtener ganancias a favor de los intereses de la élite, habrá insatisfacción pública.
Mandeep Tiwana es el Director de Políticas e Investigación de la Alianza Global de la Sociedad Civil, CIVICUS. Este blog está basado en un análisis publicado anteriormente por Open Democracy.